Ella, que se ahoga
en el mar que parió a sus padres,
dos veces sobre inspeccionada, contra su aparente voluntad.
El fondo pululante por marcas
de su comienzo (y el mío).
Cercana a mí,
quien una vez gritando tosía
vida dada, dejando su propio "amneocéano",
desconectada entonces, ahora viendo esta primigenia
reconexión.
Yo extiendo el brazo hacia abajo, tiro de ella, tosiendo sin oposición,
Desde el útero salado
y escupiendo con la simplicidad de la sal,
ella grita vida.
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